En apenas dos minutos se vieron muchas cosas. Una salida impetuosa del Madrid con una gran ocasión de Robben, una posterior carrera de Higuaín que Palop supo resolver y el primer gol del Sevilla.
Este tanto dejó al aire las vergüenzas que se le han pegado a los blancos esta temporada. Marcelo dejó centrar a Navas, Casillas salió mal, Kanouté peinó sin que nadie le molestara, Adriano estaba libre de marca a dos metros de la portería y Salgado no sabía ni donde estaba. Total, que el brasileño sólo tuvo que empujar.
El gol de Raúl que supuso un efímero empate no dejó de ser una casualidad y un brevísimo auto de fe para los blancos. El Sevilla hizo algo de lo que su presidente se jactaba este verano: manejar como un juguete a su rival.
Y es que los rojiblancos lograron el segundo tanto dos minutos después. Romaric se aprovechó de su envergadura y de que su par era Robben para empujar de cabeza un córner. Otra carencia al descubierto.
El Madrid tan sólo subsistía por algún tiro lejano de Van der Vaart. Estaba más cerca el tercero de los sevillanos que un hipotético empate. Los de Manolo Jiménez presionaban y ahogaban la salida del balón de los blancos y Kanouté encontró poco antes del descanso una pelota muerta en el punto de penalti. También tuvo que limitarse a empujarla.
Tras el descanso, además de que el Bernabéu coreó "¡Calderón, dimisión!", la entrada de Drenthe y el ímpetu no eran suficientes. Había que demostrar algo más que tiros lejanos, mucha entrega y casta en cantidades industriales.
El Madrid demostró entonces que es capaz de lo mejor y lo peor. Decidió ir a por el partido y sin complejos dio un paso adelante. Logró desquitarse de la presión sevillista, que ya era mucho menor a esas alturas de partido, y empezó a darle criterio al juego.
2 comentarios:
les quedo muy bueno..!!
jajaa..esta bueno!=)
entren en el miioo
http://detodounpocoisaybeabf.blogspot.com
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